jueves, 22 de noviembre de 2012

El tiempo extra


El tiempo extra

Lo retratístico sugiere en algunas de sus modalidades, que la ausencia de la rostridad en la imagen fluye como característica determinante que pudiera tener la cualidad de demostrar la existencia a base de signos u objetos que pudieron interactuar con la individualidad del sujeto.
La enfermedad, la desgracia y la condición catastrófica (parafraseando a Jean Luc Nancy[1]) se pueden leer como una posibilidad positiva en términos de realización del ser, gracias a su condición reflexiva sobre la ausencia del individuo y la presencia testificada de la objetualidad que acompañaron su decadencia hasta el momento de su desmaterialización.

El uso de objetos representativos y testimoniales de la existencia, alude al retrato como una manera contemporánea de representación que atiende, en términos de registro, aquella veracidad de los acontecimientos que surgieron en base a una enfermedad terminal que paulatinamente acaeció la existencia.
El registro de los objetos y la presentación de los mismos como signos testimoniales de la existencia, se basa en la idea de retrato como elemento auxiliar de la dignificación de la vida a través de lo material y lo tecnológico en términos médicos y la presentación de aquello que generó un tiempo extra al paciente en el proceso natural del deceso.

La pieza consiste en una fotografía digital a color en tamaño carta que muestra en un primer plano una cama. Sobre la cama se aprecia un pijama de 2 piezas; en el pijama se puede apreciar un catéter para quimioterapia ubicado en la región pectoral superior izquierda así como un equipo de solución médica con venoclísis ubicado a un costado del pijama simulando que aún se encuentra conectado al cuerpo.
La presentación y el montaje de la fotografía irán acompañados de una pequeña vitrina donde se mostrarán los objetos utilizados en ella para dar fe de su significación y existencia.
Todos los elementos pertenecen a la misma persona y fueron utilizados durante un periodo de cáncer de páncreas en fase terminal con la finalidad de generar alivio al dolor además de ser vehículo de la introducción de medicamentos al cuerpo.


La idea de hablar de la ausencia desde el retrato retoma el trabajo de varios artistas como en el caso de Félix González Torres quien aporta a la imagen la idea de dolor y ausencia, la pertinencia de demostrar espacios habitados por “el que ya no está” y la nostalgia y el extrañamiento de aquellos individuos que no pisan más nuestro plano de existencia, además de encajar en la temática de la enfermedad y la decadencia del cuerpo enfermo que nos concierne a todos y nos llena de humanidad al reconocer que el lenguaje del arte contiene mensajes no verbales que atañen a la conciencia como un dispositivo de reacción ante la realidad traumática y genera en los espectadores el desconcierto ulterior de la vida individual en el colectivo racional.    




[1] Nancy, Jean Luc. La existencia Traducido por Juan Gabriel López Guix
Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura
Barcelona, Nº 26–27, 1996


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