El tiempo extra
Lo retratístico sugiere en
algunas de sus modalidades, que la ausencia de la rostridad en la imagen fluye
como característica determinante que pudiera tener la cualidad de demostrar la
existencia a base de signos u objetos que pudieron interactuar con la individualidad
del sujeto.
La enfermedad, la desgracia y la
condición catastrófica (parafraseando a Jean Luc Nancy[1])
se pueden leer como una posibilidad positiva en términos de realización del
ser, gracias a su condición reflexiva sobre la ausencia del individuo y la
presencia testificada de la objetualidad que acompañaron su decadencia hasta el
momento de su desmaterialización.
El uso de objetos representativos
y testimoniales de la existencia, alude al retrato como una manera
contemporánea de representación que atiende, en términos de registro, aquella
veracidad de los acontecimientos que surgieron en base a una enfermedad
terminal que paulatinamente acaeció la existencia.
El registro de los objetos y la
presentación de los mismos como signos testimoniales de la existencia, se basa
en la idea de retrato como elemento auxiliar de la dignificación de la vida a
través de lo material y lo tecnológico en términos médicos y la presentación de
aquello que generó un tiempo extra al paciente en el proceso natural del
deceso.
La pieza consiste en una
fotografía digital a color en tamaño carta que muestra en un primer plano una
cama. Sobre la cama se aprecia un pijama de 2 piezas; en el pijama se puede
apreciar un catéter para quimioterapia ubicado en la región pectoral superior
izquierda así como un equipo de solución médica con venoclísis ubicado a un
costado del pijama simulando que aún se encuentra conectado al cuerpo.
La presentación y el montaje de
la fotografía irán acompañados de una pequeña vitrina donde se mostrarán los
objetos utilizados en ella para dar fe de su significación y existencia.
Todos los elementos pertenecen a
la misma persona y fueron utilizados durante un periodo de cáncer de páncreas
en fase terminal con la finalidad de generar alivio al dolor además de ser
vehículo de la introducción de medicamentos al cuerpo.
La idea de hablar de
la ausencia desde el retrato retoma el trabajo de varios artistas como en el
caso de Félix González Torres quien aporta a la imagen la idea de dolor y
ausencia, la pertinencia de demostrar espacios habitados por “el que ya no está”
y la nostalgia y el extrañamiento de aquellos individuos que no pisan más
nuestro plano de existencia, además de encajar en la temática de la enfermedad
y la decadencia del cuerpo enfermo que nos concierne a todos y nos llena de
humanidad al reconocer que el lenguaje del arte contiene mensajes no verbales
que atañen a la conciencia como un dispositivo de reacción ante la realidad
traumática y genera en los espectadores el desconcierto ulterior de la vida
individual en el colectivo racional.
[1]
Nancy, Jean Luc. La existencia Traducido
por Juan Gabriel López Guix
Archipiélago. Cuadernos de crítica de
la cultura
Barcelona, Nº 26–27, 1996